jueves, 22 de noviembre de 2007
jueves, 27 de septiembre de 2007
Mi alfombrado suelo
El personaje es introvertido, muy raro, con temor y triste
Mide 1,70 pelo castaño claro ojos claros tiene 24 años
Grave problema sin importancia. Allí está. El cadáver de mi amada yace en el alfombrado suelo de mi habitación. Sigo durmiendo, a veces plácidamente y otras me sobresalto pensando en lo que no necesito.
No sé bien si fue asesinato o suicidio; a nadie le importa, sólo a mí y sólo a veces.
Desde su inerte posición no puedo evitar que siga manejando mis tiempos. Podría haberla quemado, pero como no soportaría el olor que tal trámite liberaría, olor a planes que ya no tienen sentido, hice lo de siempre. La cargué sobre mi hombro izquierdo sin que nadie se percatara, mi mano derecha en su espalda y la izquierda en la articulación de sus piernas. Estaba más linda que nunca, me dolía verla, sonreía como cuando lo hacía para mí.
Llegué hasta mi automóvil, abrí el baúl y deposité el cuerpo con suavidad. Sus firmes muslos dorados rozaban la rueda de auxilio y su gloriosa cintura hacía tope contra el matafuego vencido. Había hecho esto otras veces, pero el lugar volvía a aparecer vacío. Tomé fuerte su mano fría y la confundí con el calor de la mía, después traté de hacerla llorar, pero no pude; al final me resigné ante la impotencia de no generar respuesta alguna y cerré la tapa con el dolor que me causaba saber que ya no me pertenecía siquiera el poder de hacerle daño alguno.
Volví casi inmediatamente para ver si en el lugar del hecho quedaban rastros; y allí estaba. Otra vez en el piso, misma posición, misma sonrisa, mismo cuerpo, pero ahora un tanto borroso, así como se dejan ver los recuerdos, lo que provocaba que se mostrase ante mis ojos aún más hermosa. La siempre insuficiente experiencia que uno puede tener, pero experiencia al fin, hizo que la circunstancia no me sorprenda en lo mas mínimo, como si hubiera sabido de ante mano que la tarea de deshacerme de ella iba a ocasionarme inconvenientes.
Volví a cargarla, esta vez sobre mi hombro derecho, jugué un rato con su vestido corto frente al espejo y la introduje nuevamente en el baúl. Vestía setecientos modelos de ropa, decía doscientas cincuenta palabras dulces, algunas repetidas, pero con tono diferente, y sus labios no se movían más que para mostrarme besos que sólo yo veía. Su cuerpo era un templo, su boca sabía a secretos bien guardados. Quise pegarle y me dolía; su corazón había partido sin sangrar la más mínima mancha de rouge, así como parten los corazones orgullosos, esos que tan caro nos hacen pagar la estúpida inocencia de creer en que uno tiene algo para dar aunque no lo quieran recibir.
Cerré el baúl y no quise volver; viajé un tiempo corto que se hizo eterno y mis oídos no paraban de escuchar el soplido que salía de su boca inmóvil. Hablaba de resurrección, de posibilidades, de tomar otro camino, de soluciones, de promesas y de consejos.
El cansancio parecía vencerme y mi maldito enemigo personal de épocas de infortunio estaba cerca de convencerme, otra vez, con sus estúpidas palabras lindas al oído, palabras que ponía en boca de un espectro. Sabía que necesitaba ayuda, alguien que hiciese por mí lo que yo no podía lograr, hacer desaparecer ese inolvidable y fúnebre resto que me era imposible quitar de mi alfombrado suelo, de mis hombros, del baúl de lo único que me quedaba: un automóvil con la dirección partida.
Autor: Juan Tilleria
El personaje es introvertido, muy raro, con temor y triste
Mide 1,70 pelo castaño claro ojos claros tiene 24 años
Grave problema sin importancia. Allí está. El cadáver de mi amada yace en el alfombrado suelo de mi habitación. Sigo durmiendo, a veces plácidamente y otras me sobresalto pensando en lo que no necesito.
No sé bien si fue asesinato o suicidio; a nadie le importa, sólo a mí y sólo a veces.
Desde su inerte posición no puedo evitar que siga manejando mis tiempos. Podría haberla quemado, pero como no soportaría el olor que tal trámite liberaría, olor a planes que ya no tienen sentido, hice lo de siempre. La cargué sobre mi hombro izquierdo sin que nadie se percatara, mi mano derecha en su espalda y la izquierda en la articulación de sus piernas. Estaba más linda que nunca, me dolía verla, sonreía como cuando lo hacía para mí.
Llegué hasta mi automóvil, abrí el baúl y deposité el cuerpo con suavidad. Sus firmes muslos dorados rozaban la rueda de auxilio y su gloriosa cintura hacía tope contra el matafuego vencido. Había hecho esto otras veces, pero el lugar volvía a aparecer vacío. Tomé fuerte su mano fría y la confundí con el calor de la mía, después traté de hacerla llorar, pero no pude; al final me resigné ante la impotencia de no generar respuesta alguna y cerré la tapa con el dolor que me causaba saber que ya no me pertenecía siquiera el poder de hacerle daño alguno.
Volví casi inmediatamente para ver si en el lugar del hecho quedaban rastros; y allí estaba. Otra vez en el piso, misma posición, misma sonrisa, mismo cuerpo, pero ahora un tanto borroso, así como se dejan ver los recuerdos, lo que provocaba que se mostrase ante mis ojos aún más hermosa. La siempre insuficiente experiencia que uno puede tener, pero experiencia al fin, hizo que la circunstancia no me sorprenda en lo mas mínimo, como si hubiera sabido de ante mano que la tarea de deshacerme de ella iba a ocasionarme inconvenientes.
Volví a cargarla, esta vez sobre mi hombro derecho, jugué un rato con su vestido corto frente al espejo y la introduje nuevamente en el baúl. Vestía setecientos modelos de ropa, decía doscientas cincuenta palabras dulces, algunas repetidas, pero con tono diferente, y sus labios no se movían más que para mostrarme besos que sólo yo veía. Su cuerpo era un templo, su boca sabía a secretos bien guardados. Quise pegarle y me dolía; su corazón había partido sin sangrar la más mínima mancha de rouge, así como parten los corazones orgullosos, esos que tan caro nos hacen pagar la estúpida inocencia de creer en que uno tiene algo para dar aunque no lo quieran recibir.
Cerré el baúl y no quise volver; viajé un tiempo corto que se hizo eterno y mis oídos no paraban de escuchar el soplido que salía de su boca inmóvil. Hablaba de resurrección, de posibilidades, de tomar otro camino, de soluciones, de promesas y de consejos.
El cansancio parecía vencerme y mi maldito enemigo personal de épocas de infortunio estaba cerca de convencerme, otra vez, con sus estúpidas palabras lindas al oído, palabras que ponía en boca de un espectro. Sabía que necesitaba ayuda, alguien que hiciese por mí lo que yo no podía lograr, hacer desaparecer ese inolvidable y fúnebre resto que me era imposible quitar de mi alfombrado suelo, de mis hombros, del baúl de lo único que me quedaba: un automóvil con la dirección partida.
Autor: Juan Tilleria
jueves, 23 de agosto de 2007
Ficha Personal
Apellidos: Tilleria Ynostroza
Fecha de nacimiento: 6 de julio de 1991
Edad: 16
Coreo electrónico: fft_jt_juan@hotmail.com
Apodo: Juanicimo
Amor platónico: ninguno
Canción favorita: Refréscame
Película favorita: 300
Playa o montaña: montaña
Frase típica: ninguna
Peor plancha: caerme al frente de mis compañeros
Mejor chascarro: sacarme un 58 sin hacer nada
Descripción personal: 1metro76, pelo castaño oscuro, color de ojos café oscuro, simpático, alegre, carácter fuerte
Personal card
Names: Juan Armando
Last names: Tilleria Ynostroza
Date for birth: 6 for July for 1991
Age: 16
E-mail:fft_jt_juan@hotmail.com
Label: juanicimo
Love platonic : nobody
Lyric favorite: refresh
Movie favorite: 300
Sea O mountain: mountain
Phrase typical: nobody
Worse plate: caerme opposite to my copañeros
Bette chacorro: 58 to extract my self without doing anything
description personal:1meter76,chestnut-coloreddark hair, color of eyes dark, nice coffee, makes happy and strong character
jueves, 16 de agosto de 2007
Juan Tilleria
Canción en español
Artista: Mana
Titulo: Labios compartidos
Amor mío
si estoy debajo del vaivén de tus piernas
si estoy hundido en un vaivén de caderas
esto es el cielo, es mi cielo
Amor Fugado
me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado
te vas a otro cielo y regresas como los colibríes
me tienes como un perro a tus pies
Otra ves mi boca insensata
vuelve a caer en tu piel
vuelve a mi tu boca y provoca
vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies
Labios compartidos
labios divididos mi amor
yo no puedo compartir tus labios
y comparto el engaño
y comparto mis días y el dolor
ya no puedo compartir tus labios
oh amor oh amor compartido
Amor mutante
amigos con derecho y sin derecho de tenerte siempre
y siempre tengo que esperar paciente
el pedazo que me toca de ti
relámpagos de alcohol
las voces solas lloran en el sol
mi boca en llamas torturada
me desnudas ángel hada luego te vas
Otra ves mi boca insensata
vuelve a caer en tu piel de miel
vuelve a mi tu boca duele
vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies
Labios compartidos
labios divididos mi amor
yo no puedo compartir tus labios
que comparto el engaño y comparto mis días y el dolor
ya no puedo compartir tus labios
que me parta un rayo
que me entierre el olvido mi amor pero no puedo mas
compartir tus labios compartir tus besos
labios compartidos
Te amo con toda mi fe, sin medida
te amo aunque estés compartida
tus labios tienen el control
te amo con toda mi fe, sin medida
te amo aunque estés compartida
y sigues tu con el control.
Canción en ingles.
Love mine
if I am underneath they baiben
of your legs if I am sunk in they baiben
of hips this is the sky, is my sky
Escaped love you take me,
you leave me,
you express to me and you throw
me to a side you go away to another
sky and you return like
colibris you have me like a dog on your feet
Another one you see my foolish
mouth it returns to fall in your skin
it returns to my your mouth and it
causes I return to fall of your
chests to your pair of feet
Shared lips divided lips my love
I cannot share your lips and
I share the deceit and I share my
ay and the pain no longer
I can share your lips oh love
oh shared love Mutant love friends
with right and without right of
tenerte always and
I always must wait for patient
the piece that touches to me
of you alcohol lightning the
single voices cry in the sun my mouth in
flames tortured you undress angel
soon to me fairy you go away
Another one you see my foolish
mouth it returns to fall in your skin of honey it
returns to my your mouth hurts
I return to fall of your chests to your pair of feet
Shared lips divided lips my love
I cannot share your lips that
I share the deceit and I share my day and the pain no longer
I can share your lips that it divides a ray
to me that my love buries the forgetfulness to me but
I cannot but to share your lips to share your kisses
shared lips I love you with all my faith,
in an unrestrained fashion
I love you although estes shared your
ips have the control I love you with all my faith,
in an unrestrained fashion
I love you although estes shared and
you follow your with the control
jueves, 5 de julio de 2007
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